domingo, 20 de noviembre de 2011

Kirchner y Juventud: ¿Jóvenes de primera y jóvenes de quinta?

Una joven madre soltera el 1o de Mayo 2001. ¿No existía?





¿Jóvenes de primera y jóvenes de quinta?

A otro perro con ese hueso, compañero…
Por Ingrid Storgen

En los últimos años, en Argentina, se está percibiendo un fenómeno que hace muchos años no se percibía. Hubo un cambio en la política, muchos aciertos y no pocos errores, pero que hubo cambio no podemos negarlo.
Más allá de la posición política que cada uno sienta que debe o quiere abrazar hay politólogos que parecen hacer sus análisis desde una parcialidad que me parece que raya en lo absurdo.
Es común escuchar por boca de políticos, militantes oficialistas, periodistas, la teoría que explica, sin argumento valedero, que los jóvenes han comenzado a tomar posición y a adentrarse en la política a partir de la llegada al poder del presidente Néstor Kirchner, agregando que eso no se vio nunca antes.
Dos presidentes.
Cosa que bajo ningún concepto podemos avalar y a mi, sinceramente, me provoca un nudo en las tripas. Podemos sí asegurar que hace varias décadas que los jóvenes no apoyaban mayoritariamente a ningún partido gobernante, eso es muy cierto, pero de allí a trasladar ese criterio como si el movimiento K fuera el que introdujo la política en la juventud es un error tan grande como si pretendiéramos asegurar que descubrimos la pólvora.

DESDE LA IZQUIERDA Y DESDE hace muchísimos años, hubo y hay jóvenes movilizados tomando las calles, fábricas y escuelas. Integrando el movimiento piquetero, cuando el país ardía, reclamando por sus derechos, formando centros de estudiantes, poniendo el lomo para los palos cuando los actuales jóvenes K estaban muy cómodos en sus casas y aún no les había afectado el fenómeno de moda actual. Lógico, los palos duelen y hay espalditas delicadas que no los soportan.
Es una falta de respeto absoluta minimizar a esa juventud que estuvo en la calle siempre, sin gozar de ningún beneficio ni aparato cubriéndolos de las persecuciones.
Así fue como hemos visto caer fusilados a Maximiliano Kosteki y a Darío Santillán bajo las balas represivas de la policía bonaerense y hemos visto a otros compañeros heridos con secuelas que hasta el momento no se han podido ni podrán curar. Los eternos NN, pero heroicos si de heroicidad hablamos.

"Trabajo y Dignidad y Cambio Social". Homenaje a los jovenes mártires
Maximiliano Kosteki y a Darío Santillá. Ya en 2002.

LOS HEMOS VISTO EN LUCHA en todos los gobiernos, quienes tenemos memoria guardamos el dolor de sus imágenes arrastradas de los pelos por las calles donde manifestaban, molido el cuerpo a palazos antes de ser introducidos en camiones policiales.
Los jóvenes de izquierda caminando durante horas para ir a sus centros de militancia porque no tenían la moneda que les permitiera pagar un boleto de transporte de pasajeros. Los hemos visto subirse a los trenes empujando por no tener boleto.
Los hemos visto organizándose para acompañar cada marcha de los organismos de derechos humanos, de reclamos de trabajadores y hasta en marchas de los jubilados. Eran esos jóvenes que tal vez nunca lleguen a jubilarse por carecer, aún hoy, de trabajo formal y esto no me lo contaron, lo ví y viví con mis propios ojos.

Jóvenes y Piqueteros. 2002. Antes de la era de la Juventud de los
Kirchner´s, cortando la ruta y arteria del puente de Pueyrredón,
entrada a la capital argentina. Reclamaban ¡TRABAJO!

HEMOS VISTO LA SATANIZACIÓN DE ESOS JÓVENES cuando desde la prensa y desde partidos políticos censuraban que iban a las manifestaciones con las caras tapadas y con palos.
No pensaban que todo tiene un motivo, esos jóvenes tapaban sus rostros porque eran perseguidos hasta sus casas o lugares de militancia y donde los reconocieran terminaban “cazados como focas”.
Llevaban palos para atajar las balas de goma del aparato represivo, cosa que hasta parece gracioso de reproducir, palos para “atajar” las balas…
Los jóvenes de izquierda, muchas veces nacidos, criados y formados en las villas, jamás contaron con dinero como para formar aparatos. Mucho menos con aparatos que los sostengan para poder seguir su activismo. Para ellos la militancia era y es justamente eso, militancia.
Nuestros jóvenes hicieron lo que pudieron cuando vieron caer a otros jóvenes víctimas del famoso gatillo fácil. ¡Y vaya si pudieron, fueron capaces de arrinconar al miedo para seguir reclamando frente a las comisarías!
Cuando despedían a otros trabajadores.
Cuando entregaron el país contraponiéndose a las privatizaciones.
Los hemos visto acompañando a las Madres de Plaza de Mayo, a las Abuelas, a los familiares de desaparecidos entonando con ellos la consigna “ni olvido ni perdón”.

Jóvenes madres de las Villas de la miseria pero en pie de lucha. Antes de las
presidencias de los Kirchners. Existían, tanto físico como en la lucha por la supervivencia.

SIENTO UN PROFUNDO DOLOR cuando se pretende instalar la idea de que los jóvenes hoy manifiestan interés por la política. Plantarse en esa falacia es una tremenda falta de respeto a todos esos y esas jóvenes que hace muchos años están en las calles con su férrea voluntad, carentes de recursos pero con garra de sobra.
Si bien merece un reconocimiento esta juventud K que comprendió que el “no te metás”, clásico argentinismo instalado en esta sociedad, no conduce a buen puerto, también merecen un reconocimiento los otros y otras que supieron ser consecuentes con sus ideales sin ninguna estructura que los apoye y desde mucho antes del nuevo modelo.


NO PUEDO, NI QUIERO, NI ME DA LA GANA aceptar la categorización de la juventud cuando se pretende instalar que hay jóvenes de primera y jóvenes de quinta. Unos por ser partes del engranaje oficial, los otros por ser acusados de “caóticos”.
Por nuestros jóvenes muertos, judicializados, procesados por hacer uso de su legítimo derecho al reclamo, todo el respeto es lo mínimo que nos corresponde.
Todo el respeto por esos jóvenes que además enarbolaron siempre las banderas del internacionalismo y que jamás fueron a países hermanos a pretender imponer nada como ha hecho alguno “de primera” hace muy pocos días en la hermana Nicaragua.
Todo el respeto por esos jóvenes que fueron y son capaces de manifestar su solidaridad con Cuba, con República Bolivariana de Venezuela, con Ecuador, Bolivia contra el Terrorismo de Estado en Colombia, cosas que ni por broma mencionan otros jóvenes porque no les interesa.
Los que salieron a las calles cuando el Estado de Israel masacró a los palestinos y fueron tildados de antisemitas.
Los que se movilizaron contra las Masacres en Libia, Iraq, Afganistán.
Los que apoyaron al pueblo griego.
Los que están en cada juicio a los engendros de la dictadura.
Los que saben muy bien que no es mirándose el ombligo o percibiendo dinero como se construye ideología que nace cuando la injusticia te quema el alma donde sea que se produzca.


ES HORA DE DEJAR LAS CARETEADAS, porque lo justo debe ser justo para todos y para todas. Los llamados “zurditos” siempre tomaron las calles por asalto, comprometiéndose con coherencia de la ternura revolucionaria aunque ya no esté de moda…
A nuestros pibes movilizados todo el reconocimiento de quienes pasamos la vida hablando de otro mundo y ellos fueron capaces de recoger nuestra semilla.
Sólo eso, más no pudimos darles, nosotros no pudimos hacérselas fácil.
Por eso, hoy este homenaje que considero un deber que tenemos los adultos para con ellos y ellas: los incansables invisibilizados.
¡Los que siguen pensando que es posible sacar sangre de un ladrillo!